
La contaminación del aire es uno de los mayores problemas medioambientales de nuestros días. Según un nuevo informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA), en estos momentos una de cada ocho muertes en Europa se debe a la contaminación del aire. Observaciones del satélite Sentinel-5P de Copernicus han sido vitales para seguir la evolución de este tipo de contaminación en Europa, especialmente en el caso de las concentraciones de dióxido de nitrógeno.

En la leyenda de Ícaro, el padre del protagonista, Dédalo, fabrica unas alas de plumas y cera para que ambos puedan escapar de su encierro en Creta. Cuando lo consiguen, vuelan sobre el mar con cuidado de no acercarse demasiado a las olas ni al Sol. Sin embargo, embriagado por la sensación de surcar los cielos, Ícaro se eleva cada vez más hasta que la cera de sus alas se ablanda y cae al mar, donde muere. Es un destino que todos los que han trabajado en el diseño de Solar Orbiter querían evitar; por eso, el escudo térmico de la nave está construido para resistir temperaturas de hasta 500 °C. Aunque operar tan cerca del Sol es todo un logro, ¿por qué poner en riesgo con algo así una nave de 1.500 millones de euros cuando podemos fotografiar el astro desde la Tierra? La respuesta, por supuesto, está en la ciencia.

Investigadores de la Universidad de Oslo han utilizado una novedosa técnica para extraer el campo de flujo detallado de la cascada de hielo de Khumbu, en las montañas de Nepal, a partir de un gran conjunto de datos de Sentinel-2 de Copernicus. Esta información servirá de ayuda a los montañeros que asciendan el Everest.